Señora Presidenta, Señor Secretario General, Distinguidos Parlamentarios,
Quisiera agradecer a los organizadores la invitación a asistir a la 150ª Asamblea de la UIP y a intervenir en el debate general sobre la acción parlamentaria para el desarrollo social y la justicia. Este debate es muy oportuno. Garantizar el desarrollo social y la justicia social para todos, incluidos los niños, es más necesario que nunca, en consonancia con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Debido a las múltiples crisis que se superponen en todo el mundo, los niños que no tienen ninguna responsabilidad están pagando un precio enorme. La creciente pobreza y la exclusión social de los niños están socavando sus derechos humanos, su protección y su bienestar.
Hay 333 millones de niños que viven en la pobreza extrema. Casi mil millones de niños viven en la pobreza multidimensional. Los niños tienen el doble de probabilidades de vivir en la pobreza extrema que los adultos. En todo el mundo, uno de cada cuatro niños vive en situación de pobreza alimentaria infantil severa. Y sabemos que la pobreza y la exclusión social actúan como poderosos motores de la violencia contra los niños. La pobreza puede empujar a los niños a situaciones de explotación como el trabajo infantil, el matrimonio infantil, la trata, el contrabando, la explotación sexual y el reclutamiento por grupos criminales y armados. A pesar de las numerosas acciones para abordar la pobreza y la exclusión social, los avances han sido insuficientes y desiguales, incluso cuando los retos a los que se enfrentan los niños siguen creciendo. En todo el mundo, sólo el 28,1% de los niños de 0 a 15 años tiene acceso a una prestación familiar o por hijo a cargo. Vivir en entornos frágiles, ser un niño migrante o desplazado, o un niño que vive sin cuidadores primarios o en una institución, puede limitar aún más el acceso de los niños a la protección social. La falta de una protección social sostenible y adaptada a las necesidades de los niños tiene enormes costes para ellos, sus familias y las sociedades en su conjunto. Los efectos pueden durar toda la vida y llegar a ser intergeneracionales. La pérdida de productividad tiene un coste para la economía. Hay un coste para el capital humano y social, con descensos en la esperanza de vida, la salud, la educación y los niveles de cualificación. Y existe un coste para el capital político, con la erosión de la confianza en las instituciones que puede poner en peligro el funcionamiento de la democracia. Invertir en protección social adaptada a la infancia tiene sentido desde el punto de vista económico, ya que es esencial para reducir la exclusión social y proteger a los niños de la violencia y la explotación. Los costes económicos directos e indirectos de la violencia pueden alcanzar el 11% del PIB nacional. La magnitud del coste se hace evidente cuando se compara con el gasto público total en sanidad. Por ejemplo, en algunos países, el coste anual de la violencia es seis veces superior al gasto sanitario.
Señoras y señores
La protección social sensible a la infancia debe considerarse como una inversión en el desarrollo sostenible, centrado en las personas y en la creación de capital humano, a través de un enfoque de ciclo de vida que comienza en la primera infancia. Y los parlamentarios tienen un papel importante en el avance de este enfoque. Apoyan y supervisan la aplicación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible mediante la promulgación de leyes y la aprobación de presupuestos. Los parlamentarios tienen una función de supervisión crucial, que puede garantizar la rendición de cuentas sobre la aplicación efectiva de las políticas y los compromisos. Los parlamentarios ocupan una posición privilegiada para actuar como interfaz entre la población y las instituciones estatales, y para promover políticas centradas en las personas a fin de garantizar que nadie se quede atrás. Al conectar con sus homólogos de otras jurisdicciones, los parlamentarios facilitan el intercambio de conocimientos para abordar los nuevos retos, que van desde la crisis climática hasta la creciente digitalización de nuestras sociedades. Pero los parlamentarios también tienen un papel crucial a la hora de proporcionar espacios para comprometer y reunir a otras partes interesadas. La sociedad civil depende en gran medida del apoyo de los parlamentos para mantener abierto y activo el espacio cívico, proporcionando un contrapoder que es un ingrediente esencial de la rendición de cuentas de los Estados. Los parlamentos también desempeñan un papel destacado a la hora de garantizar el compromiso cívico de niños y jóvenes y su participación en los procesos de toma de decisiones. Esto ocurre, por ejemplo, mediante la participación en parlamentos infantiles y juveniles o la reducción de la edad de voto para incluir a los adolescentes de más edad en el electorado.
Señoras y señores
Quedan menos de 5 años para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, incluido el ODS 16. Como todos sabemos bien, no vamos por buen camino para alcanzar ese objetivo. Pero creo firmemente que podemos darle la vuelta. El año pasado se produjo una movilización sin precedentes que culminó en la primera Conferencia Ministerial Mundial para poner fin a la violencia contra los niños. Casi todos los países representados hoy aquí participaron en la Conferencia e hicieron promesas concretas para hacer frente a la pobreza y la exclusión social, ya que la protección social es parte integrante de la erradicación de la violencia contra los niños. Debemos mantener este impulso. Debemos identificar las oportunidades clave para hacerlo a nivel nacional, regional y mundial, incluida la histórica Conferencia Mundial sobre la Infancia.