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Encuesta Mundial
La Representante Especial llevó a cabo una encuesta mundial para ayudar a catalogar y evaluar los progresos en la aplicación de las recomendaciones del estudio de las Naciones Unidas y a establecer las prioridades futuras.
Mediante la encuesta mundial se confirmó que las recomendaciones formuladas en el estudio de las Naciones Unidas sobre la violencia contra los niños de 2006 seguían siendo tan urgentes como lo eran en el momento de la publicación del estudio y constituyendo una referencia fundamental para las iniciativas de protección de la infancia de todo el mundo.
En la encuesta se pusieron de relieve las esferas en las que se habían registrado progresos, en particular las leyes y políticas adoptadas en materia de prevención de la lucha contra la violencia y respuesta a ella. No obstante, estos progresos han sido demasiado lentos, desiguales y fragmentados para poner fin a la violencia. La mayoría de las niñas y los niños que se ven expuestos a la violencia viven en condiciones de aislamiento, soledad y miedo, y no saben a quién recurrir en busca de ayuda, en particular cuando el culpable es alguien cercano y de quien dependen para su protección y bienestar.
Los gobiernos deben redoblar sus esfuerzos para trasladar a la práctica las recomendaciones plasmadas en el estudio de las Naciones Unidas de 2006, a fin de convertirlas en realidad para los niños de todos los países. Las recomendaciones entrañan dificultades específicas, pero, como se señaló en la encuesta, son dificultades que los países pueden afrontar y, de hecho, afrontan.
Como el Secretario General apuntó en su introducción, la violencia contra los niños no es inevitable; en esta amplia y ambiciosa encuesta se brindaron ejemplos destacados de iniciativas que protegen eficazmente a los niños de la violencia y corrigen las actitudes que propician su aparición. La encuesta se publicó en un momento en el que los Estados Miembros estaban ahondando en sus esfuerzos por definir una agenda para el desarrollo después de 2015 y garantizar una respuesta institucional apropiada.
Las conclusiones y recomendaciones del informe señalaron el rumbo hacia un futuro en el que los niños puedan crecer bien alimentados, con una salud óptima y una educación adecuada, con resiliencia y sin verse sometidos a violencia.