Los Estados miembros elogian a la Representante Especial sobre la Violencia contra los Niños por centrar el debate en la inversión en la primera infancia
Ginebra, 10 de marzo de 2018. - En el diálogo interactivo con el Consejo de Derechos Humanos celebrado el 6 de marzo de 2018, los Estados Miembros encomiaron a la Representante Especial sobre la Violencia contra los Niños por dar protagonismo a la prevención de la violencia en la primera infancia tanto en su informe anual como en el diálogo interactivo.
Durante el diálogo interactivo, la Representante Especial Santos Pais informó a los Estados Miembros sobre los progresos realizados en la protección de los niños contra la violencia en todas las regiones. Reconociendo que los niños son una parte fundamental de este proceso, así como agentes de cambio, destacó el potencial de los niños como primera línea de protección y como fuente de inspiración para otros niños y para los encargados de formular políticas, que los llevará a adoptar medidas para poner fin al abandono, el abuso y la explotación de los niños.
Eliminar la violencia en la primera infancia: colaboración con las comunidades religiosas
El 8 de marzo continuó y se desarrolló en profundidad el debate sobre la primera infancia en el Consejo de Derechos Humanos mientras la Representante Especial se unía al Consejo Mundial de Iglesias, Arigatou International, World Vision, la OMS y el UNICEF en un acto paralelo titulado “Eliminar la violencia en la primera infancia: colaboración con las comunidades religiosas”.
“Los líderes religiosos son portavoces poderosos y aliados influyentes en la protección de los niños frente a la violencia. Como reiteraron los representantes de las principales religiones en la histórica Declaración de Kyoto de 2006: “Encontramos un marcado consenso en todas nuestras tradiciones religiosas sobre la dignidad inherente a toda persona, incluidos los niños. Este hecho exige que rechacemos todas las formas de violencia contra los niños y que protejamos y promovamos la inviolabilidad de la vida en todas las etapas del desarrollo del niño”.
A pesar de los importantes progresos realizados en todo el mundo y de las firmes alianzas con dirigentes de todos los sectores de la sociedad, incluidos los líderes y las comunidades religiosos, la violencia contra los niños sigue siendo generalizada y persistente en todos los niveles: cada año, más de 1.000 millones de niños y niñas son víctimas de algún tipo de violencia, en muchos casos desde el principio de su vida. ¡La prevención de la violencia debe comenzar en la primera infancia! Las investigaciones científicas demuestran que el estrés en la primera infancia —incluida la exposición a la violencia— pone en peligro la salud y la educación de los niños, provoca miedo, ansiedad y depresión y a menudo se relaciona con comportamientos temerarios, agresivos y autodestructivos.
“Invertir en la primera infancia y erradicar la violencia de la vida de los niños es, ante todo, una cuestión de derechos de la infancia”, añadió la Representante Especial Santos Pais. “Como muestran las pruebas científicas, una primera infancia sin violencia es muy importante: los primeros 1.000 días de la vida del niño son la base de todo el desarrollo futuro de la persona. Las capacidades físicas, intelectuales y socioemocionales de cada niño dependen de que reciba cuidados amorosos y estimulantes desde el principio. Pero cuando sufre abandono y abuso, el niño se enfrenta a un camino de adversidad que puede durar toda la vida”.
“La influencia de las palabras y los actos de los líderes religiosos es vital para ayudar a contrarrestar y prevenir esa situación, y garantizar a los niños seguridad y protección dentro de los lugares de culto y en las comunidades en general”, continuó Santos Pais.
“Los líderes religiosos pueden contribuir a concienciar a los responsables de la formulación de políticas, los cuidadores y los ciudadanos en general acerca de los efectos negativos de la violencia sobre la salud y el desarrollo de los niños, y ayudar a que se comprendan los beneficios sociales tangibles de la inversión en una primera infancia sin violencia”.
Para eliminar la violencia contra los niños de muy corta edad también es importante resolver otros problemas, por ejemplo:
Se cree, erróneamente, que los niños en la primera infancia aún no son personas, en lugar de considerarlos verdaderos seres humanos con derechos humanos inherentes.
No se reconoce suficientemente el alto costo económico de la inacción o las actuaciones erróneas en materia de violencia en la primera infancia: se estima que la violencia contra los niños cuesta a la economía mundial más de 7 billones de dólares al año; las intervenciones durante la primera infancia pueden costar la módica suma de 0,50 dólares anuales por niño cuando se combinan con los servicios existentes; sin embargo, la falta de inversión en los primeros años puede frenar a los niños incluso antes de que cumplan la edad de escolarización, con lo cual habrán de soportar una vida en situación de desventaja. Esto, sin embargo, no es inevitable. Datos empíricos y experiencias de todo el mundo muestran el camino a seguir, y existen cinco acciones estratégicas especialmente importantes para prevenir la violencia y lograr una vida infantil sin violencia desde la primera infancia:
La prohibición, por ley, de toda violencia contra los niños, incluso en el hogar, transmite a la sociedad el importante mensaje de que ninguna forma de violencia es aceptable, y los procesos de reforma legislativa pueden utilizarse para propiciar actitudes y comportamientos protectores y prevenir el abandono, el abuso y la explotación de los niños.
La aplicación de políticas que ayuden a las familias a asumir sus responsabilidades en materia de crianza, incluidos los programas de protección social y de crianza positiva para reducir los riesgos de exclusión social y prevenir el estrés familiar, así como el abandono o el internamiento de los niños en instituciones.
La promoción de una agenda cohesiva e integrada en materia de políticas sobre la primera infancia, que garantice una cooperación eficaz en todos los sectores, incluidos la salud, la nutrición, la educación, la protección social y la protección infantil, así como una asignación racional de recursos. Un liderazgo político fuerte es esencial para garantizar a cada niño el mejor comienzo posible en la vida y la erradicación de la violencia en los primeros años. Como señaló James Heckman, Premio Nobel de Economía: “Invertir en la educación en la primera infancia es una estrategia rentable, incluso durante una crisis presupuestaria”.
Fortalecer y ampliar las alianzas, un proceso en el que los líderes religiosos son asociados cruciales. Dada su extraordinaria autoridad moral, pueden servir como modelos de compasión, solidaridad y justicia, y ayudar a salvar las diferencias, fomentar el diálogo y propiciar cambios sociales y de comportamiento positivos. “Es importante señalar que los líderes religiosos pueden ayudar a promover el respeto por el principio universal de que ninguna enseñanza o tradición religiosa justifica ninguna forma de violencia contra los niños”, afirmó la Representante Especial Santos Pais. “Las comunidades religiosas pueden ayudar a crear conciencia cuestionando la cultura del silencio en torno a la violencia contra los niños, empoderando a estos para que hablen y apoyando a las familias para que creen un entorno de afecto y cuidados para los niños”.
“El ideal inspirador y ambicioso de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible tiene por objeto erradicar todas las formas de violencia contra los niños y garantizar que todos ellos tengan acceso a un desarrollo de calidad en la primera infancia”, concluyó Santos Pais. “Ha llegado la hora de acelerar nuestros esfuerzos colectivos para asegurarnos de que todos los niños crezcan felices, respetados, apreciados y protegidos. ¡Los niños del mundo no merecen menos!”