Día Mundial contra el Trabajo Infantil
El 12 de junio, el mundo está llamado a unir esfuerzos en la lucha contra el trabajo infantil y, así, poner fin a la grave vulneración de los derechos que, en este ámbito, padecen más de 215 millones de niños y niñas de todo el mundo.
La explotación laboral de la población infantil es un fenómeno que, en sus peores formas, impide hacer realidad el sueño de un mundo sin violencia contra los niños y las niñas. En el estudio de las Naciones Unidas sobre la violencia contra los niños se subrayó la alta incidencia de la violencia en los lugares de trabajo, incluidos los malos tratos infligidos por los empleadores y las agresiones sexuales sufridas por niños y niñas que trabajan en el servicio doméstico. La violencia se utiliza con el propósito de coaccionar a los niños y niñas para que trabajen, de mantenerlos en condiciones de explotación y servidumbre, y de castigarlos y controlarlos, incluso cuando ya son mayores y trabajan legalmente.
En los últimos decenios, la comunidad internacional ha establecido un sólido marco normativo internacional para prohibir el trabajo infantil en todas sus formas. Los Convenios 138 y 182 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), sumados a la Convención sobre los Derechos del Niño y sus dos Protocolos, no solo destierran toda posibilidad de considerar tolerable la explotación infantil, sino que también proporcionan sólidas directrices para orientar su aplicación nacional. Se han logrado avances importantes en este ámbito, como una mejora de las leyes y de los mecanismos destinados a velar por el cumplimiento de estos tratados, así como políticas más efectivas para atajar las causas fundamentales del trabajo infantil. En este sentido, también cabe señalar un cambio en las actitudes de la opinión pública. Sin embargo, a pesar de estos avances, el trabajo infantil sigue comprometiendo los derechos fundamentales de un sinnúmero de niños y niñas. Unos 115 millones trabajan atrapados en modalidades de empleo peligrosas, que, a menudo, entrañan labores muy arduas y también la traumática huella de la violencia.
En esta ocasión, pedimos al mundo que se sume a nuestros esfuerzos conjuntos para eliminar el trabajo infantil y garantizar la protección efectiva de todos los niños y niñas que siguen atrapados en empleos peligrosos. Urge prohibir las peores formas de trabajo infantil.
En el ejercicio de mi cargo como Representante Especial del Secretario General sobre la Violencia contra los Niños, he sido una firme defensora de la Hoja de Ruta para Lograr la Eliminación de las Peores Formas de Trabajo Infantil para 2016, aprobada en 2010 en La Haya.
En consonancia con las prioridades que he definido para mi mandato, hago un llamamiento a los Gobiernos, las organizaciones internacionales, la sociedad civil y los interlocutores sociales para que trabajen codo con codo y redoblen sus esfuerzos con el propósito de erradicar los empleos peligrosos con carácter urgente. Debemos contar con mejores datos e investigaciones sobre el trabajo infantil y su impacto en los derechos de la infancia que sirvan de base a políticas bien definidas y ayuden a movilizar recursos para prevenir esta lacra y responder a ella. Hemos de incluir una prohibición clara en la legislación y promover su aplicación efectiva. Y debemos invertir en planes de prevención y en alternativas eficaces para los niños y niñas que realizan trabajos peligrosos, como la disponibilidad de escuelas seguras y de una educación de calidad, además de unas condiciones de trabajo seguras cuando alcancen la edad suficiente para incorporarse al mercado laboral.
Marta Santos Pais
Nueva York, 12 de junio de 2011