La Representante Especial presenta un informe anual al Consejo de Derechos Humanos centrado en las repercusiones de la violencia en la salud mental de la infancia

Nueva York/Ginebra, 2 julio 2020 - En su informe anual , la Representante Especial del Secretario General sobre la Violencia contra los Niños, Najat Maalla M‘jid, expone el impacto que la violencia tiene en la salud mental de la infancia y ofrece una visión general de las principales iniciativas y novedades para mantener y ampliar los esfuerzos encaminados a proteger a la infancia frente a la violencia y avanzar en la implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

En su informe, la Representante Especial hace un examen de los hitos del año pasado en su estrategia para el actual mandato a través del proceso consultivo y participativo descrito en la estrategia de la Oficina para 2020. La estrategia incluye tres esferas prioritarias: a) llevar a cabo una labor de promoción y de movilización de todos los principales interesados en los planos mundial, regional y nacional para agilizar el cumplimiento de la meta 16.2 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y de otros Objetivos conexos; b) velar por que se tengan en cuenta todas las formas de violencia en la implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, asegurándose de que ningún niño se quede atrás; y c) dar más voz a los niños y las niñas, prestando especial atención a los más vulnerables.

El informe hace un examen de las actividades promovidas en los planos mundial, regional y nacional y un resumen de los resultados alcanzados.
En cuanto al impacto de la violencia en la salud mental de la infancia, los datos recabados en países de ingreso alto, mediano y bajo ponen claramente de manifiesto que las experiencias violentas hacen que aumente el riesgo de sufrir consecuencias negativas para la salud mental como la depresión, el trastorno por estrés postraumático, el trastorno límite de la personalidad, los trastornos de ansiedad, del sueño y de la alimentación, el suicidio y los intentos de suicidio.

Además, la exposición a la violencia durante la infancia puede desencadenar un amplio abanico de psicopatologías en los adultos, incluidos trastornos del estado de ánimo, de ansiedad o de la conducta y trastornos asociados al consumo de drogas.

Los estudios han revelado sistemáticamente que las circunstancias adversas y la violencia durante la infancia son unos de los principales factores de riesgo de aparición y persistencia de los trastornos mentales. La exposición a experiencias adversas en la infancia, como la violencia, puede ser traumática y, por tanto, provocar respuestas al estrés tóxico que entrañen unos efectos fisiológicos y psicológicos adversos tanto inmediatos como a largo plazo.

El impacto de la violencia en el desarrollo de la estructura cerebral de los niños y las niñas resulta especialmente preocupante, ya que suele conllevar trastornos emocionales y de la conducta, problemas de salud y una situación social inadecuada. Estos efectos son un motivo de especial preocupación si se tiene en cuenta la cruda realidad de que cada año más de 1.000 millones de niños y niñas—la mitad de la población infantil del mundo— están expuestos a la violencia.

El informe hace un examen de los principales efectos negativos de la violencia sobre la salud mental de la infancia; las diferencias en la experiencia de la violencia por los niños y las niñas a lo largo del ciclo vital; los principales factores de riesgo y de protección; la eficacia de las intervenciones para prevenir los casos de violencia contra los niños y las niñas o su exposición a ella o para prestarles asistencia en tales casos, y ofrece recomendaciones sobre estrategias propicias y efectivas para proteger la salud mental y el bienestar de los niños y las niñas.