Objetivo 12: Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles

Progreso hacia el Objetivo de Desarrollo Sostenible 12

 

Los científicos vienen explicando desde hace décadas cómo los seres humanos potencian las tres crisis planetarias del clima, la biodiversidad y la contaminación, todas ellas relacionadas con la producción y el consumo insostenibles. Modificar las modalidades de consumo y producción puede contribuir a desvincular el crecimiento económico y el bienestar humano de la utilización de los recursos y los efectos ambientales. Tales cambios también podrían desencadenar las transformaciones previstas cuando se contrajeron los compromisos mundiales sobre biodiversidad, clima y desarrollo sostenible en general. La pandemia de COVID-19 ofrece una oportunidad para estudiar modelos de desarrollo más inclusivos y equitativos, sustentados en el consumo y la producción sostenibles. 

Entre 2017 y 2020, 83 países y territorios y la Unión Europea informaron de que habían contribuido a la aplicación del Marco Decenal de Programas sobre Modalidades de Consumo y Producción Sostenibles. En 2020, se notificaron 136 políticas y 27 actividades de aplicación, con lo que el número total supera los 700. Aunque se han tomado medidas concretas para lograr un uso más eficiente de los recursos en algunos sectores o industrias, esas medidas no se han aplicado de forma generalizada. 

Los datos indican un aumento de casi el 40 % en la huella material mundial per cápita, de 8,8 toneladas métricas en 2000 a 12,2 toneladas métricas en 2017. Asimismo, el consumo interno de materiales per cápita aumentó más del 40 %, pasando de 8,7 toneladas métricas en 2000 a 12,2 toneladas métricas en 2017. 135. Aunque los datos disponibles son limitados, en 2016, casi el 14 % de los alimentos producidos a nivel mundial se perdían antes de llegar al sector minorista. Las estimaciones varían entre las regiones, desde el 20,7 % en Asia Central y Meridional hasta el 5,8 % en Australia y Nueva Zelandia. 

En 2019, la cantidad de desechos electrónicos generados fue de 7,3 kg per cápita y, según se ha documentado, solo 1,7 kg per cápita se gestionaban de manera ambientalmente sostenible. Se prevé que la generación de desechos electrónicos aumente en 0,16 kg per cápita al año hasta alcanzar los 9 kg per cápita en 2030. La tasa de crecimiento anual del reciclaje de desechos electrónicos en el último decenio fue de 0,05 kg per cápita, cifra que deberá multiplicarse por más de diez si se quiere reciclar todos los desechos electrónicos de aquí a 2030. 

En 2020 se realizó el examen piloto de una muestra aleatoria de unas 4.000 empresas incluidas en la base de datos del Pacto Mundial de las Naciones Unidas y la base de datos sobre sostenibilidad de la Global Reporting Initiative, que indicó que el 85 % de las empresas habían establecido requisitos mínimos en cuestiones de sostenibilidad, y el 40 %, requisitos avanzados. 

Hasta diciembre de 2020, 40 países y territorios habían informado de que contaban con políticas y planes de acción sobre adquisiciones públicas sostenibles o con disposiciones legales equivalentes destinadas a fomentar la adquisición de productos ambientalmente idóneos y energéticamente eficientes y a promover prácticas de adquisición más responsables desde el punto de vista social y cadenas de suministro sostenibles. 

Las subvenciones a los combustibles fósiles se redujeron en 2019 hasta los 431.600 millones de dólares como consecuencia de la baja de los precios de los combustibles, por lo que se invirtió la tendencia al alza registrada entre 2017 y 2018. Se espera que las subvenciones a los combustibles fósiles se reduzcan bruscamente debido al colapso de la demanda provocado por las medidas de mitigación de la COVID-19 y la caída de los precios del petróleo en 2020.